Infrarrojos (IR):
Detectan las llamas mediante la identificación de la radiación infrarroja emitida por las llamas. Son eficaces para detectar incendios en áreas donde el humo puede ser mínimo o no estar presente. Pueden ser sensibles a fuentes de calor que emiten radiación infrarroja, no solo a llamas reales.
Ultravioleta (UV):
Detectan la radiación ultravioleta emitida por las llamas. Estos detectores son muy rápidos y pueden detectar llamas incluso a grandes distancias. Sin embargo, pueden ser menos eficaces en entornos con mucha luz o en presencia de fuentes de radiación UV que no sean llamas.
Combinados IR+UV:
Estos detectores utilizan tanto tecnología infrarroja como ultravioleta para mejorar la precisión y reducir los falsos positivos. La combinación de ambas tecnologías permite detectar llamas más eficazmente en una variedad de condiciones y reduce la posibilidad de que otros factores desencadenen una alarma.